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Cuando hoy hace dos años prometí en mi página de Facebook
que volvería a dar vida a este viejo rincón en el que pasé muchos ratos dando
rienda suelta a mis palabras, sentimientos y esos pensamientos que no me
apetecía guardarme sólo para mí, lo hice decidida a cumplir con mi promesa, y
lo he hecho sólo a medias. De vez en cuando comparto alguno de los artículos
que publico en el periódico digital Ibañeza.es
o alguna otra cosilla cuando recuerdo que tengo este rincón en el que seguir
compartiendo mis cosas; seguro que alguien se pasa por aquí y se detiene un
rato a leer esas cosas que cuento.
Y esta mañana, cuando entré en el Facebook, me llegó un
mensaje diciendo que tenía “cosas para recordar”, o algo así. El caso es que
ahora –desde hace unos días- la red social nos avisa de lo que hicimos o
compartimos “un día como hoy”; una especie de hemeroteca particular para volver
a revivir algunos momentos y, precisamente, mi recuerdo de hoy fue esa promesa
que hice -hace dos años, junto con el enlace a este blog- de volver a hacer de
él mi paño de lágrimas, mi cuaderno de viaje, o mi confidente al que le puedo
contar casi cualquier cosa.
Así que aquí estoy de nuevo, con la misma pluma, con el
mismo café y con la osadía de manchar papel con unas cuantas palabras y seguir
diciendo –una vez más- que trataré de pasar más a menudo por aquí, de seguir
contando historias o, simplemente a decir que sigo aquí, al otro lado de la
pantalla. Quizás ahora mismo no tenga demasiadas cosas que contar, porque mi
mente no pasa por su mejor momento, pero espero que haya mejores días y mejores
momentos y mejores historias…