Este microrelato lo presenté al concurso La primera vez, organizado por fallalepanto.com
Era la primera vez que me decidía a escribir. Mi timidez no me permitía expresarme de palabra, pero mi deseo no me dejaba echarme atrás. Recordé a Sabina y comencé a garabatear una servilleta de papel con unos versos inconexos que surgían de mi imaginación. No es tan difícil-pensé- y seguí escribiendo hasta que terminé el café y el espacio en blanco del improvisado pergamino se llenó de aquellos sentimientos que ya tenían forma de poema o de algo similar.
Cogí otra servilleta para continuar mi texto y las palabras ya empezaban a repetirse. Dudé entre guardarlas o tirarlas al cenicero aprovechando que el camarero limpiaba la mesa contigua. Después de mucho dudarlo, las doblé y las guardé cuidadosamente. Me fui a casa y encendí el ordenador con la intención de continuar aquella apasionante aventura.
5 comentarios:
¡Menos mal que no tirastes aquellas servilletas!.
Un beso.
Me alegro que no las tiraras
un beso corazon
Para algo sirven las servilletas :-)
En buena hora!
Te dejo muchos saludos berlineses.
Bonito principio para un más bello final.
Un cordial saludo.
Es curioso ver como cada persona a la hora de escribir tiene su propia anécdota. El fondo suele ser casi siempre el mismo, pero la forma, no. Ésa es la gracia de tu caso.
Enhorabuena por ese comienzo.
Saludos.
Manuel.
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