lunes, 13 de febrero de 2012

Hermandades deshermanadas

Artículo publicado en Ibaneza.es

Cuando algo se rompe por completo resulta casi imposible volver a unirlo y que no se note, a pesar de las intenciones. Y es que, por muchos métodos adhesivos que se utilicen, siempre se acabará notando la fisura y correrá el peligro de volverse a resquebrajar. Y si una hermandad se deshermana poco habrá que vuelva a juntar cabezas y voluntades, aunque el ideario, los fines y el modus operandi sigan siendo los mismos.


No pretendo echar leña al fuego ni sacar a relucir trapos sucios de nadie, ya que el deshermanamiento de los dos grupos de águedas de la ciudad data de hace muchos años y no seré yo quien ponga en tela de juicio las razones que las llevaron a dividirse; además, pienso que hemos de respetar las decisiones de quienes estaban allí y llegaron a la medida que llegaron de forma acertada o equivocada.

Si algo pasó o dejó de pasar es algo que solo compete a quienes, en su momento, decidieron dividir el grupo y honrar a su patrona por separado, pero lo que sí me parece un argumento de película de Almodóvar es la escena que tuvo lugar en el salón de plenos este domingo, muchos años después del asunto de la separación, y ante las autoridades y los medios de comunicación entre otros espectadores.

Por un lado las águedas de El Salvador, argumentando más legitimidad y antigüedad, pretendían que las de Santa María hicieran su fiesta otro día. Al no dar ninguna el brazo a torcer, unas y otras hicieron su fiesta el mismo domingo sin entorpecerse unas a otras ni ser dignas de más o menos halagos por parte del regidor en funciones, hasta que la Águeda Mayor de las de El Salvador se despachó a gusto contra las otras y contra algunos periodistas, criticando las crónicas de sus periódicos.

Por su parte, la homóloga de Santa María, en su condición de portavoz, se refirió a las virtudes de la santa, al agradecimiento por el bastón de mando y al deseo de pasarlo bien, omitiendo en todo momento tan bochornoso espectáculo y dejando clara su elegancia y su saber estar ante las quejas que terminaron siendo el tema en todos los corrillos de la plaza Mayor y en los periódicos del día siguiente, mientras los músicos, ajenos a la discordia, tocaban jotas para quitar peso al asunto.

Hoy vuelven los periódicos a dar más información y detalles acerca de este asunto y, entre otras cosas, eso no habla bien de La Bañeza, señoras. Aunque es la pura realidad, está ahí y quienes tengan que sentirse mal u orgullosos de su forma de proceder tienen mucho tiempo por delante. Pero hemos sido el hazmerreír de la provincia y si no se lo creen pregunten fuera de la ciudad.

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