miércoles, 26 de octubre de 2011

Tranquilas, la princesa también se equivoca


Imagen de fashionismyprofession.blogspot.com
Artículo publicado en Ibañeza.es
Mucho se especula sobre los cánones marcados por el protocolo a la hora de asistir a actos públicos, el buen gusto y los colores o determinadas prendas de vestir que, tanto por exceso como por defecto, indican la vulgaridad de quien piensa que todo vale y aquella frase de “aquí me conocen todos” que ministros, consortes de mandatarios o miembros de casas reales, tienen que pasar por la censura de los expertos en más de una ocasión y éstos no son nada benevolentes a la hora de hacer sonrojar a la princesa por desafiar al protocolo o repetir modelo.

Las instituciones, sean de la índole que sean, merecen un respeto y cualquier personaje al que vayamos a saludar enfundados en el traje equivocado, se merece un respeto que no estamos ofreciendo. Es por eso que han hecho su aparición en nuestras vidas los estilistas, los asesores de imagen, los expertos en protocolo, los personajes del colorín y todos aquellos que nos puedan dar una pista que seguir para dar en el clavo en cada uno de los eventos a frecuentar. El resto lo pone el interesado donde, como y cuando puede…

Hay quien piensa que con un traje completo ya tiene para cuantos eventos tenga en su vida, sin tener en cuenta que no es lo mismo una boda de tarde que una de mañana y que no es lo mismo ser la madrina, la madre de la novia, la amiga, la hermana o la invitada de compromiso; parece una tontería, pero hay que ojear unas cuantas revistas más para conocer los secretos de este mundillo y evitar seguir metiendo la pata. Así tendremos algo de qué hablar y las revistas seguirán criticando a la princesa o a la ministra otra vez más por no haber sabido estar a la altura.

Los diseñadores caros cambian trajes por dinero y, quien tiene disponibilidad económica para comprar uno de esos atuendos que nos pueda convertir en princesas, debería invertir en un buen espejo -seguramente más barato que el traje de firma- y le dé el uso que precisa para dar el toque final al conjunto, que no suele estar incluido en el lote, aunque se respeten las “normas” al cien por cien; el buen gusto, el glamour y el estilo suelen adquirirse aparte.

Pero es tan fácil como mirar alrededor, tomar nota mental de todo lo que quien sabe más que nosotros nos enseña y copiar, que aunque quede feo, hay veces que no se nota. Sin embargo, hay que mantener las ideas propias y el estilo personal siempre por encima, porque hay mucha famosa y aristócrata con dinero, estilistas y amigos diseñadores, que parece que las vistió el enemigo; nada mejor que el propio espejo para formular un veredicto justo.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Para el colon y el paladar, alubias de La Bañeza


Imagen de elnortedecastilla.es

Artículo publicado en Ibañeza.es

Nada que añadir a lo que ya dijo Polo Fuertes ni al artículo que escribió hace unos días Charo Martínez, pero si el tema de estas fechas ha de ser un homenaje a la legumbre estrella de nuestra comarca, habrá que pedir consejo al paladar y dejarse llevar por el momento de la degustación, que suele ser el mejor. Nada nuevo -como cada año- con un notable alto o rozando el sobresaliente. Queriendo quedar bien, se podría decir que mejoran cada año, porque en realidad así es gracias a los profesionales de la cocina que se encargan de su elaboración.


El caso es que si una vez hechos los parabienes termino, se me queda muy corto el artículo. Por eso, teniendo en cuenta las palabras de Teodoro Martínez en el salón de plenos acerca de los componentes que previenen el cáncer de colon y que solo posee la alubia de La Bañeza, no queda otra opción que alabar a nuestra legumbre y criticar a todas las demás que algunos envasadores pretenden hacer pasar por bañezanas sin serlo. Aunque bien es verdad que el envase lo pone, el origen stá tan escondido que para la gente mayor o los que andan con prisa la leyenda puede pasar desapercibida.

El caso es que siendo tan defensores de lo nuestro como somos, o como presumimos ser, deberíamos exigir que con el nombre de La Bañeza no se envasen esas alubias que confunden al consumidor y -como escribí en otro artículo hace años y en otro medio de comunicación- “nos den gato por liebre”. No digo que nos engañen con el título, sino que los empresarios del sector hagan todo lo posible por marcar esas diferencias en lugar de disimularlas; así nuestro colon y nuestro paladar podrán gozar del privilegio que les corresponde por “vivir” en la tierra de la IGP de la alubia de La Bañeza, ¡qué menos!

Cómo cambiaría el cuento si hiciéramos las cosas bien. Llorente, como buen agricultor antes que político, afirmaba que habría que potenciar el sector primario. A partir de ahí el campo podría ser competitivo y la gran cantidad de productos que tenemos al alcance de la mano ocuparían ese primer puesto que se merecen, ayudando con ello a hacer frente a la crisis. Si quienes están a nuestro alrededor triunfan, triunfamos todos y si ayudamos al campo, podremos comer mucho mejor.

Lo de casa siempre ha sido lo mejor, aunque tengan que venir de lejos a darnos la razón. Las alubias de La Bañeza, si cada año ganan adeptos –incluso en los fogones de Cuéntame, con la televisiva ‘Paquita’ como cocinera en nuestra plaza Mayor- algo tendrán; y las importadas, esas que intentan a toda costa hacerse pasar por bañezanas, también tienen algo distinto. Pieles duras e indigestas, peor color, peor sabor, el caldo… aunque nada que ver y el precio; y es que, a pesar de ser más baratas, la crisis y todo lo que ustedes quieran, yo creo que cumplen a la perfección el dicho aquel de “lo barato sale caro”.