martes, 30 de marzo de 2010

Los meteorólogos también se equivocan

Imagen de lahuertadejovita.wordpress.com
Semana Santa, los cofrades inician el recorrido por las calles de la ciudad mientras que los tambores van marcando el paso a seguir. El silencio invade la noche y en las caras de los hermanos se adivina ese deseo de que las nubes despejen el cielo, a pesar de que la predicciones meteorológicas amenazaban lluvia a lo largo del día. Pasan las horas, avanza la procesión, una a una se suceden las notas de las marchas que la banda de cornetas y tambores tenían programadas para la procesión sin que la lluvia haga su aparición.
Una saeta rompe el mágico silencio mientras su entrañable cántico se dirige a la Virgen de la Soledad. Todas las miradas se dirigen hacia ella mientras que una mujer menuda, desconocida por la mayoría de los presentes, desgrana las plegarias en forma de canción que ha preparado con todo el cariño y la devoción que ya la caracteriza. Para finalizar, y a modo de agradecimiento, la banda de cornetas y tambores toca para ella y para la Virgen otra pieza de su conocido repertorio.
Poco a poco se inicia el recorrido a la inversa para dejar a la Virgen en la capilla y dar por terminada la procesión. El cortejo avanza y el trayecto toca a su fin. Las nubes siguen amenazantes cubriendo el cielo de la ciudad. En el Café Royal se congregan un numeroso grupo de hermanos para recuperar fuerzas con una limonada y un pincho de tortilla, mientras que se comenta el tema del día: los meteorólogos también se equivocan.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Inspiración otoñal

imagen de planetagris.net
Hoy es uno de esos días en los que “algo” invita a escribir: tal vez sea la lluvia o la tarde tristona lo que incita a las musas recónditas a mostrar alguna idea con la que sorprender a quien suscribe. Ya os lo he contado más veces, que el otoño me pone a escribir historias y poemas y hoy, a pesar de haber dejado atrás la mencionada estación hace varios meses, tras la ventana lo único que se percibe es un día “otoñal”.
Después de colmar de pensamientos algunos archivos Word de esos que voy atesorando para rellenar mi próximo libro, le toca al blog. Me imagino que mi Rincón de las historias se sienta abandonado y triste porque se esperaba de mí mucho más de lo que al final le toca, pero ¡esto es lo que hay querido blog! Hablaba del tiempo y al final me voy por las nubes…
Es en épocas lluviosas y días grises cuando más me inspiro, no sé por qué, pero en realidad todos los años me pasa. Siempre vienen a mi mente palabras como “melancolía”, “tristeza”, “añoranza”, como si algo pasado quisiera ser recordado o como si mi mente se empeñara en rememorar algún suceso de tiempos pasados. Tampoco sé por qué mis poesías suelen tener tintes de recuerdos o se centran en algo que fue y ya terminó.
A veces me paro a pensar y no encuentro ninguna similitud con algo que haya vivido anteriormente. En fin, cosas del subconsciente. Debe de ser como cuando uno se despierta de un sueño extraño y se empeña en sacar conclusiones y parecidos y lo único que encuentra es una situación absurda. Lo curioso es que a veces me ha pasado así: sueño algo que no tiene pies ni cabeza e intento entender y descifrar el lugar, los personajes, la situación, el significado y lo único que consigo es pensar en otra cosa y olvidarme del disparatado sueño.
Con lo que escribo en días así, me pasa algo parecido: le busco alguna similitud, algún sentido y al final, como no se lo encuentro, si me gusta lo dejo y si no me gusta, con ese “botón mágico” que se llama eliminar, desaparece como por arte de magia y se acomoda en la papelera a dormir y nunca más se sabe de él…