miércoles, 25 de febrero de 2009

La sonrisa de la luna

Como tengo escasa la inspiración para actualizar el blog, publicaré una poesía que incluyo en mi libro "Atrapando versos", como prometí hace un tiempo. Espero que os guste.

Hermosa, radiante, luminosa,
luce la luna en el jardín
me mira, me guiña el ojo,
creo que solo me alumbra a mí.
La luna, que con su sonrisa
encubre amores fugaces,
y sale de entre las sombras.

Cómplice de aquellos besos
que supo que eran sinceros,
de los románticos momentos
que nos brindó con su luz.

La luna que nos miraba,
que supo que nos quisimos,
testigo de aquel momento,
de aquellos besos prohibidos
efímero amor de verano
que vivimos hace siglos.

La luna estaba presente
en aquellas despedidas,
con su sonrisa radiante,
con su luz, con su alegría
La luna nos escuchaba
en tan lejanas promesas,
en las caricias sinceras,
en las miradas perdidas.
La luna que, fiel testigo
me acompaña cada noche,
al sentarme en mi rincón
tiene un halo de reproche.
Me recuerda aquellos besos
que me dabas a escondidas,
ocultándonos del mundo
mientras miraba… y reía.

domingo, 8 de febrero de 2009

Sueños ajenos, vidas prestadas


Algo que leí, algo que me contaron, algo que viví, algo que me gustaría haber vivido… esas y otras vivencias forman parte de un texto, de una novela. Cuando un autor saca a la calle algo escrito por él, todos sus conocidos se empeñan en buscar coincidencias, parecidos con la vida real y no se dan cuenta que un autor vive, escucha, imagina, sueña… Saqué hace unas semanas a la calle un poemario en el que desgrano vivencias, sueños y fantasías; en el que a veces, ni yo misma sabría discernir unos de los otros.
Cosas que pasaron hace tiempo; tanto que el olvido hace mella en ellos y sólo queda en la memoria. Paisajes de mi infancia que evocan recuerdos. Situaciones ficticias que en determinados momentos me arrancaron una sonrisa y se permitieron el lujo de colarse en mi rincón de los recuerdos con su mejor disfraz de vivencia, de situación real. Momentos que desearía no haber vivido y sin embargo dejaron en mí una huella de madurez y experiencia que me ha servido en determinadas situaciones.
Pensamientos y sueños que me permitieron hilvanar una historia y ofrecerla a quien quisiera malgastar un rato en leer mis divagaciones. Mis amigas más intimas se afanaban por buscar parecidos y no podían evitar decir que esa historia no tenía nada que ver conmigo, sin duda, una afirmación sensata. Otra persona muy querida para mí decía que el autor en su primer trabajo solía hacer una radiografía de sí mismo y en trabajos posteriores se dedicaba a tejer las vidas que se iba cruzando en su camino. Yo ni lo uno ni lo otro. Algo de mí dejo en cada letra que sale de mi mano, aunque mi mente se dedique a revolver en situaciones robadas, en sueños ajenos, en vidas prestadas.